
Don Eloy Sánchez Sánchez
Con la muerte de Don Eloy Sánchez Sánchez, boticario a la antigua usanza durante más de medio siglo en la Farmacia de la Plaza de Jaraíz de la Vera, se nos ha ido parte de la memoria del pueblo. Don Eloy nació y vivió con el siglo veinte y debido a su vida regular y ordenada, que le proporcionó una salud de hierro, incluso logró superar el cambio de siglo.
Por tanto ha sido testigo de las mayores convulsiones sociales que puede vivir un hombre: dos guerras mundiales, una guerra civil, el nazismo. el comunismo, la sucesión de repúblicas y de monarquías, con dictaduras y democracias, en un país convulso. Pero sobre todo ha sido testigo de las grandes transformaciones sociales. Desde la precaria vida rural al desarrollismo industrial y tecnológico junto al fenómeno de urbanización de las grandes ciudades.
Habitualmente las semblanzas de una persona “ilustre“, cuando deja este mundo, las redacta un coetáneo, un amigo que conoce bien el perfil humano o profesional de esa persona, alguien que tiene la ventaja de haber compartido la trayectoria de esa persona y haber contemplado el mundo desde su misma atalaya. En este caso la semblanza se atreve a redactarla un familar, un hijo político que, desde que conoció a Don Eloy, le consideró una persona admirable. Quizás este atrevimiento se base en esta admiración, además del afecto familiar. En cualquier casos consideramos que es de justicia compartir estas reflexiones, para que todos los que le conocieron añadan nuevas impresiones a su recuerdo.
Don Eloy fue jaraiceño de toda la vida. Nació y creció en Jaraíz. Estudió en las primeras Escuelas Públicas. Conoció y le conocieron todas las familias del pueblo y, hasta que se mantuvo activo, participó en la vida social del pueblo. Realizó sus estudios universitarios de Farmacia en Madrid. En la apasionante época de los años treinta, con el advenimiento de la Segunda República. El nos describió en numerosas ocasiones aquella etapa de tertulias y cenáculos literarios, en la que los estudiantes llevaban traje con corbata y sombrero y el malditismo literario era muy apreciado. De aquella etapa siempre imaginé que le quedó el amor por la lectura de periódicos. su pasión y su amor por los libros.
Si algo me sorprendió cuando entré por primera vez en su domicilio, fue su inabarcable biblioteca particular, la ingente cantidad de libros que conservaba pulcramente encuadernados y que había leído y releído. Desde los clásicos griegos y latinos hasta las novelas de caballería, desde los escritores de fin de siglo español hasta la literatura anglosajona. Todo ello completado por pesadas enciclopedias, libros de historia y textos de filosofía. Esa mezcla híbrida de hombre de ciencia, excelente boticario experto en fórmulas magistrales y ungüentos, junto con su pasión por todo tipo de literatura de calidad, era quizás el rasgo que más le definía y que tanto admirábamos.
En los últimos años, las lecturas de Don Eloy se volvieron más piadosas. siendo frecuente verle subrayando a Fray Luis de León o a Santa Teresa de Jesús. Quizás ese amor devoto por la religión es inherente a todo humano cuando va desembocando de ver los años llegar raudos en dirección contraria.
Don Eloy tuvo una etapa adulta de vida romántica, de señorito ilustrado. Una vida de francachelas con los amigos en el pueblo y en la Universidad. Esta etapa de le cortó en seco con el estallido de la guerra civil. que pasó destinado en la Farmacia del Cuartel Militar dee Cáceres. Luego, con el paso de los años, la vida familiar y las responsabilidades de los hijos y le su profesión de farmacéutico, le hicieron seguir una vida mas monótona y conservadora, pero no por ello menos intensa. Don Eloy siguió leyendo mucho y cultivando un amor por su pueblo manifestado incluso a nivel público. Algo bastante extraño en él, pues un rasgo importante de su personalidad era su afán por la privacidad y por la discreción. Don Eloy tuvo tina tímida incursíón en la política local,siendo Teniente Alcalde en la corporación municipal durante varios años. Fue una época muy brillante y constructiva para el pueblo y con su labor contribuyó a convertir a Jaraíz en uno de los grandes pueblos de la región.
En ocasiones nos ha parecido que la figura de Don Eloy tenía un aire un bohemio y anacrónico. Antes deesos largos meses de doloroso mutismo y ausencia que precedieron a su muerte, era frecuente ver a Don Eloy por el pueblo paseando con su figura menuda de caballero a la antigua, siempre con su boina. su traje y su bastón.
Quizás imbuidos por su afán literario. últimamente nos parecia incluso que Don Eloy tenia una mezcla imposible de los rasgos de sus admirados escritores de la Generación del Noventa y Ocho: minucioso como Azorín y atormentado como Baroja, sereno como Machado y metafisíco como Unamuno…
Don Eloy ahora nos ha dejado y con él hemos perdido parte de la memoria viva de nuestro pueblo y parte de la memoria de un siglo que yaes pasado. ,
Por la botica de la Plaza han pasado la mayoria de las familias de los jaraiceños y en la rebotica se han mantenido tertulias entre personas muy peculiares e ilustres de Jaraíz.
Creemos que en esa rebotica siempre permanecerá, sentado en la mesa camilla de toda la vida, este hombre sabio y bueno.
Con su porte de caballero respetable y honrado. Con su amor sencillo por su familia y por su tierra, siempre recodaremos a Don Eloy con afecto y admiración.
A.A
En Jaraíz de la Vera, Abril, 2.002