Mi tío «Chicha», las Montañas de Pimentón y los Guisos de mi Madre.

 

 

Dicen que los recuerdos de la infancia quedan indelebles cuando realmente son intensos. Las imágenes, los sonidos, los rostros, pero sobre todo los olores y los sabores quedan fijados para siempre si nos causaron una impresión muy profunda en nuestros sentidos. Marcel Proust describió esto perfectamente en su novela En Busca del Tiempo Perdido cuando añoraba el olor y sabor de las magdalenas de su infancia en la Bretaña. Como Proust  nosotros mantenemos intacto un olor y  un sabor muy especial que perdura desde  nuestra infancia ya perdida en el tiempo. 

Estas sensaciones  que podemos recordar con nitidez por su impacto en nuestra vida son el intenso olor y el nutritivo sabor del pimentón de la Vera, el pimentó de nuestra tierra. El pimentón de la Vera es una joya de la cocina y de la gastronomía mundial y es esta fragancia la que ha inundado e impregnado toda nuestra vida. Este oro rojo lo trajeron nuestros conquistadores entre otras especias de los territorios iberoamericanos, sobre todos de los territorios Mexicas y revolucionó la forma de condimentar los alimentos y de preservarlos. Yo voy a intentar rebuscar en el disco duro de mi cerebro ya gastado algunos trazos de estos recuerdos. El sistema operativo no está actualizado por lo que uno no garantiza que la versión de este programa se entienda bien para quien no lo conoce o que bailen algunos datos:

 

1.- No era niebla, no era lluvia, era una humedad espesa que envolvía como una seda o una tela tenue de araña a todas las casas de pueblo. En esa tela se mezclaba en la atmósfera las partículas de la molienda del pimentón.  Entrado el  otoño todo el pueblo tenía ya ese olor fuerte del secado del pimiento en las fábricas. Ese picor en la nariz. Ese olor vegetal. Ese aroma que ya uno ya dejaría irse de sus pituitarias hasta acabar la temporada.  

 

2.- Yo vivía de pequeño en Jaraíz dela Vera muy cerca Sindicato de Productores de Pimentón. carretera de Collado. Cuando llegaba la temporada me acercaba a ver cómo trajinaban con los sacos esos hombres con los guantes, las manos, los gorros  y los monos teñidos de rojo. Me atrevía a subir la rampa y me asomaba temeroso a la puerta. Preguntaba por mi tío Jesús María Fernández-Manzano y me dejaban pasar. Mi tío «Chicha» contribuyó a consolidar la Unión de Productores del Pimentón de la Vera y fue gerente muchos años del Sindicato por lo que era toda una autoridad. Gracia a él, me dejaban pasar. Qué tremendo espectáculo: esos montones de pimentón en el suelo. Esa cadena de enlatado. Esa cinta de goma negra separando los pimientos ya secos de su pezones,y metiéndoles en el cono gigante de zinc del molino.

 

3.- Como mi madre nadie hacía los platos típicos del pueblo: Las cortezas en adobo, los morros blandos, las orejas, los callos con tomate, la mondonga, la taranga, las mollejas, las sopas de tomate… Y también los chorizos, las morcillas, el revuelto, el picadillo, las migas. Y en los estantes de nuestra  despensa estaban las latas de diferentes tipos de pimentón que le daba mi tío Jesús María para hacer todos estos guisos. Que sería de todos esos platos, de todas las raciones que nos ponían en los bares sin ese condimento sin nuestro querido pimentón. Dicen los expertos que es un producto antioxidante y que alarga la vida. Para nosotros nos ha alargado la memoria sensorial y sobre todo nos ha prolongado nuestros recuerdos familiares, de nuevo el de mi madre, guardando en unos tarros el lomo adobado, las costillas adobadas, la panceta adobada, para dar de comer a su numerosa prole.

 

4.- Hace unos años nuestro amigo Pedro Avila Durán, alias «Pintarrueca» expuso una serie de cuadros en el Museo del Pimentón que se ubica en el edificio de la Plaza que fue casa del Obispo Manzano. Este museo es una de las mejores iniciativas realizadas en Jaraíz. Yo visité la exposición y le compré varias serigrafías y unos cuadros temáticos sobre nuestro producto reina. En los cuadros salen muchos recuerdos: chapas de botellas, cajetillas de tabaco, sacos de arpillera, lápices de colores, pero en todos hay latas de marcas de pimentón que reflejadas en el lienzo suenan rutilantes: El Caballo de Oros, La Dalia, el Colorín….De todos el que más me gusta un cuadro en el que en un folio en blanco Pintarrueca trata de pintar algo con una espátula empleando como tinte el colo rojo de un puñado de pimentón. Está tan conseguido que entran ganas de soplar para recordar nuestro picor de la nariz de nuestra lejana infancia.

 

5.- Ya no existe el complejo de edificios del Sindicato de Productores de Pimentón en Jaraíz. La fábrica del Sindicato se lo llevaron al Polígono de El Pocito junto a la Ermita de San Cristobal. Derribaron todo el complejo, como derribaron tantos edificios bellos de Jaraíz para levantar bloques de pisos y más piso. Mi tío Jesús María, alias «Chicha» compró un piso justo encima de donde tenía su oficina. Al poco tiempo  le devoró la demencia senil, siempre tan injusta con los más inteligentes. Hace unos días me fijé que  hay un cartel indicando que su  piso están en venta. Y un signo curioso de los tiempos: justo debajo de donde trabajaba hay una máquina Vending que vende de forma automática latas de pimentón  de la cosecha anual del Sindicato. Es lo único que queda en esa zona de aquélla época.

 

6.-Ya no están las fábricas en el pueblo , todas se han traslado al mismo polígono a las afueras. Ya es imposible capturar ese olor del que hablamos cuando arranca el otoño. Los campos son cultivados por inmigrantes y apenas hay medieros. Pero la calidad de nuestro producto estrella se mantiene intacta porque se sigue haciendo de forma tradicional ahumando el pimiento antes de molerlo. Y la fama de nuestro preciado metal noble vegetal  es imparable y hasta los pueblos de la comarca compiten por quién es la capital mundial del pimentón. Cuánto mejor sería que entre todos acordaran que la Vera es la Comarca Mundial del Pimentón sin peleas por capitalidades. Creo que siguen viviendo camiones de  Murcia para mezclar el pimentón con el de allí para envasarlo  con su propia etiqueta murciana y ganar fama como los buenos vinos.

 

7- En primero de carrera nos fuimos a recoger pimientos. Para ganarnos unas pesetas e irnos de viaje. Comprobamos lo que era doblar la rabadilla muchas horas al día, cargando sacos y sacos. Comprendimos lo duro que es recoger estos frutos del campo y como duelen los riñones. Sentimos el tacto del fruto y olimos las plantas en los surcos húmedo de tierra oscura. Convivimos con la amabilidad de los medieros y sus familias que nos   aprendimos muchos verbos y nombres locales despezonar, regadera, segureja, molturar, ahumar, secar, airear, vinar,  todos relacionados con nuestro campo.

 

8.- Mi tío Jesus María, alias Chicha, me dejaba tocar la montañas de pimentón en el sindicato. Me permitía acercarme a las montañas de oro rojo y meter mis  dedos pequeños hasta adentro , removiéndolos para luego chuparlos algo y olerlos fuertemente. Luego mi tío me tocaba la nariz y me dejaba un punto señalado en la misma antes de echarme para casa. Remuevo el pimentón en mi memoria como remuevo los recuerdos de mi gran familia, de mis grandes de mi  gran pueblo. Este pueblo para que siendo muy joven, estudiando en su Instituto me atreví  a presentarme a un concurso de slogans de promoción turística del cual nunca supimos el resultado. Dá algo de verguenza pasados tantos años escribir la rima tan simple y con tanto rupio:  «Jaraíz de la Vera Tabaco, Pimentón y Primavera».

9. – Y ya termino: Este relato lo escribo como tributo y homenaje a este hombre. A Jesús María Fernández-Manzano que en 1.981 publicómn un breve escrito sobre la historia de nuestra famosa especial. Nos resume que nos la trajeron nuestros conquistadores en 1.493 desde Las Américas o Las Antillas y que los Habsburgo la distribuyeron luego  por nuestra comarca, extendiéndose su uso en la cocina al resto de españa y luego a todas Europa. Mi escrito es más modesto. Confío en que  sriva pra recordar la iniciativa de mi tío  «Chicha» de impulsar nuestra denominación de origen «el Pinentón de La Vera» . T también para rendir un merecido homenaje a todos los hombres y mujeres, cultivadores, agricultores o empresarios que han hecho tanto por nuestro producto más internacional en la Comarca de la Vera del Norte de Cáceres..

 

AAA, Jaraíz de la Vera, Noviembre 2.021

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